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Envinate

Envínate es el proyecto resultante del amor por el vino de cuatro enólogos que se conocieron estudiando enología en Alicante y descubrieron que compartían una visión similar del vino: Laura Ramos, Alfonso Torrente, José Ángel Martínez y Roberto Santana. La empresa se divide en dos áreas de trabajo: la asesoría enológica y la elaboración de vinos propios.

El carácter de sus vinos es fiel reflejo del estilo que les apasiona como consumidores. En Envínate buscan vinos frescos y atlánticos con poca intervención y la transparencia suficiente para que el terruño pueda sentirse en cada copa. Como productores, sus dos proyectos más relevantes se encuentran en Galicia (Ribeira Sacra) y Canarias (Tenerife); de hecho, Roberto es canario y Alfonso gallego. En ambas regiones la filosofía es la misma: trabajar con variedades autóctonas, limitar el uso de sulfuroso (y de madera) y prestar mucha atención al carácter de cada añada antes de tomar cualquier decisión en bodega. Por supuesto, sus prácticas en el viñedo son totalmente respetuosas con el medio y las fermentaciones son siempre obra de las levaduras autóctonas.

En Tenerife comenzó en Taganana, dentro del área de Anaga, en el extremo noreste de la isla. Allí trabajan con viñedos muy viejos en los que hay gran cantidad de variedades mezcladas bajo la marca Táganan que recupera el antiguo nombre de la zona. Las producciones son muy limitadas, pero la calidad de los vinos recompensa con creces el esfuerzo que requiere encontrar una botella. Son vinos únicos, marcados por los suelos volcánicos y por los distintos microclimas tinerfeños. Los vinos de viñedos extremos y centenarios trabajados por el viticultor José Ángel Alonso, Parcela Amogoje y Parcela Margalagua, con producciones que no llegan a las 1.000 botellas.

El carácter del viñedo canario (bosque, tierra húmeda, fruta silvestre) está muy presente en todos ellos; son vinos frescos, poco estructurados pero profundos y persistentes, marcados por los suelos volcánicos.

Desde 2016 trabajan en la antigua bodega comarcal de Santiago del Teide, una zona a 1.000 metros de altura en el noroeste de la isla en la que ya no quedan bodegas elaboradoras. Lo que sí queda son viñedos en vaso, muchos de entre 60-120 años de edad de variedades como listán prieto, listán blanco y tintilla. Allí trabajan con varios viticultores de la zona y elaboran los Benje.

En La Orotava, un valle que desciende por la falda norte del Teide, a medio camino entre Taganana en el este y Santiago del Teide en el oeste, donde elaboran un blanco de una parcela que tienen en La Piñera, una zona sombría y fresca que da vinos verticales, y un tinto de listán negro en cordón trenzado, el sistema de conducción tradicional de la zona, que mezcla dos parcelas: la fruta de San Antonio y la mineralidad de La Habanera.

En Galicia, los vinos se elaboran en Ribeira Sacra y tienen como eje principal la uva mencía. Todos ellos transportan a la copa los aromas frescos tan propios del viñedo gallego y los recuerdos afrutados y discretamente vegetales de una fruta de enorme calidad. Son vinos que resultan impactantes desde la discreción.

En Extremadura (Badajoz) y Almansa (Albacete), elaboran tintos en ambos casos, con la tinta amarela y la garnacha tintorera como protagonistas principales respectivamente. Ambos sirven para demostrar que, incluso en regiones de clima cálido, es posible obtener vinos frescos si se parte de una elaboración bien razonada.

 

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